La cuádruple votación que acaba de tener lugar en este país centroafricano ha revelado al mundo la madurez política de su pueblo.
¿Será de otra manera, cuando se toma en cuenta el esfuerzo realizado por el gobierno para la realización de elecciones libres y transparentes, en un ambiente de paz? El presidente Teodoro Obiang Nguema Mbasogo ciertamente ha acertado en su apuesta: la de permitir que su pueblo elija en conciencia y sin presiones de los líderes, en cuanto a los cargos electivos previstos en la constitución. En verdad, para este año solo estaban previstas la Senatorial, la Legislativa y la Municipal. Pero por el bien de la economía, mientras que su contrato con el pueblo estaba vigente hasta el próximo año, el jefe de Estado saliente acortó voluntariamente su mandato para ocupar también la Presidencia. Una prueba más de su constante preocupación por preservar al máximo los recursos disponibles para destinarlos a la construcción del país. Lo que ha estado haciendo con rara consistencia durante 43 años. Y no se equivocaron los ecuatoguineanos, quienes durante la campaña y el día de la votación, mostraron su entusiasmo por ir a cumplir este deber cívico, nombrando a su magistrado supremo, a sus parlamentarios y a sus concejales municipales, dentro de los cuales se encuentra la futura ciudad.
surgirán los concejales. Como recordatorio, hace 6 años el Presidente Obiang Nguema fue brillantemente reelegido con un elocuente porcentaje del 93,7%, y la Asamblea Nacional saliente estaba casi en manos del Partido Democrático de Guinea Ecuatorial (PDGE) en el poder: 99 diputados de 100 en la Cámara Baja del Parlamento y los 55 senadores en su bolsa. Victoria asegurada Presentado por el PDGE y apoyado por una coalición de una quincena de partidos políticos, el presidente Obiang va camino de obtener un nuevo plebiscito, como bien atestigua el recuento de votos realizado hasta ahora, a la espera de la proclamación oficial. Corresponde a sus dos competidores aceptar sin reservas el veredicto de las urnas, porque es obvio que desde un principio sabían que era misión imposible, por el éxito de la que tenían en las urnas. Ya sea Esono Ondo que se postuló por primera vez o Monsuy Asumu que ya fue candidato en 2002, 2009 y 2016, ambos pueden reconocer haber sido derrotados en forma regular, al final de un proceso que habrá estado a la altura.
Y esto desde el feliz desarrollo de la campaña electoral, que habrá sido más un momento de convivencia que de intercambio de invectivas. Como lamentablemente se ve en otros lugares. África Central y el continente entero pueden enorgullecerse legítimamente de las raíces democráticas del país de Teodoro Obiang Nguema Mbasogo, este sabio constructor, este humanista que acaba de abolir la pena de muerte en su pais.
